miércoles, 18 de noviembre de 2020

Un curso desde otra perspectiva

 Voy a llevar a mi hijo y me saluda un señor con gorra, gafas y mascarilla. Le saludo por educación, pero no caigo quién es. Los padres, abuelos, tios que vamos a la puerta del cole, nos tendremos que poner una chapita con nuestro nombre y a continuación "familiar de fulanit@", porque sino lo más que haremos será nuevas amistades. 

Yanira tiene 5 añitos, y me saluda con el codo. Antes le hubiera dado un achuchón. 

Pablo se despide dándome un beso con la mascarilla puesta, no me acostumbro aún a eso. Con Rocío hablo 2 minutos creyendo que estoy haciendo algo malo, y nunca sé si estamos a dos metros de distancia o sobre el cielo. Reunión de clase. Zoom. Me recuerda a un antimosquitos. Videollamada como si estuviéramos en Wall Street y lo que vamos a hablar es de que los niños se pongan la mascarilla y usen gel. También cosas de clase, claro. 

Hace mucho que no sé como es el cole por dentro. Ya no vamos a Ampa a desayunar mientras planeamos la fiesta de Halloween, Navidad o las fotos. Ya no vienen a hacerse socios mientras estamos ensayando el villancico que algunas madres nos inventamos. No nos vemos vestidas de papa Noel con mascarilla ni a Melchor repartiendo gel. Hace mucho que no entramos por los pasillos adornando con dibujos que los niños hacen, ni vamos a ver si Miguel tiene la escalera para buscar el árbol que pondremos en la entrada. Tampoco nos imaginamos un árbol cargado de guantes de látex y renos con la cara tapada. Este virus ha hecho que a todos nos cambie la vida de alguna manera. A todos. A dar clases aunque te falte el aire. A no abrazarte a tu mejor amigo si marcas gol. A no compartir el trozo de pan si tú no tienes. A distinguir a la gente mirándola a los ojos. A usar libros en un ordenador, sin poder olerlos. A que Juan no te pueda prestar el lápiz ni Daniela el rotulador. A que los profes hacen un trabajo maravilloso, pero también el que te abre la puerta, el que te sube los folios, la que limpia el baño, el pasillo, el salón de actos. El que trae la comida para el comedor y las que están ahí para servirte la comida. Y que, entre todos, con la boca tapada, algún día volveremos a gritar. Y ningún profe nos dirá que nos callemos. Porque ellos también gritarán.

Carmen Ruiz 

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